martes, septiembre 26, 2006

Don’t say you love me

Lo reconozco:
Hay cierta parte de mí que sí te extraña,
que te busca como quien añora su destino,
por eso, desesperada, acudo a tu alma cada tarde,
me refugio en tu historia y en tus versos,
en tus acordes de ángel extasiado de ternura,
en tus sonidos de demonio recién nacido sólo para mí.
Y entonces, cada vez que llego a ti, olvido que te extraño
y no lo digo porque prefiero que lo ignores
es más, quisiera que ningún poro de mi piel te lo dijera
y permanecer así, como inocentes carcomidos de pasión.

Don’t say you love me, please,
no lo digas porque romperías el hechizo.
Después de todo, después de tanto, estamos aquí
right here, right now con nuestra vida a cuestas,
con nuestros cuentos envueltos en una pulzera

que aún llevo en la muñeca de mi alma
.

Escuchas que reconozco que te amo,
que a veces hay una parte de mí que te llama,
y, sólo entonces, sé de cierto que también me extrañas,
But don’t say you love me;
deja que el tiempo pase, que el otoño caiga

y se lleve nuestras voces al infinito desierto
y la arena cubra las extrañas caricias nuestras
para darle paso a la nostalgia de no habernos dicho nada,
de estar ahí tan repletos de emocionantes besos en silencio.
Y aún entonces te diré "don’t say you love me".

Lo reconozco:
Sometimes I suppose I love you
But I prefer never tell you
And leave my heart close to the moon,
para que no sepas que por ti muero siempre,

para que no creas que te amaré eternamente.

martes, septiembre 19, 2006

Septiembre y tú

Septiembre se me acercó un día para encontrarte,
para enterarme de una vez por todas que estás,
que siempre estuviste ahí detrás de mi destino,
escondido en una voz que me buscaba sin saberlo,
sin recordar tan sólo una imagen cierta de mí;
y sin más, te dije:
“Septiembre tiene de patrio lo que tengo de tus besos,
tiene de rebelde lo que yo tengo de tus amores,
tiene de héroes lo que tengo de tus instintos
y antes de este mes no supe cuánto extraña uno alguien
ni cuánto se añora llegar a julios para conocer agostos
y volverlos septiembres repletos de te extraños.
Te he dicho que las lunas de este casi otoño se parecen a ti,
que cada cielo nocturno me recuerda tu mirada llena de luz,
y sabes también que fuera de ti no hay nada en mis meses,
en mis semanas o en mis días tan eternos por tu ausencia;
lo que no te he dicho es que septiembre me suspiró al oído un secreto
y me suplicó casi de rodillas que mi alma no te lo dijera,
así que no diré jamás que has quedado atrapado en el verano de mi cuerpo,
tú no debes saberlo ni aunque el melancólico otoño lo señale,
porque hay secretos que son sagrados y éste es uno de ésos…
simplemente mi alma nunca escribirá la verdad”.

Te dije eso y tú, tan septiembrerino como siempre, añoraste ese agosto
porque no ha habido otro igual,
ninguno ha hecho temblar el ángel de tu independencia,
ninguno ha trastornado los condominios de tu materia,
ninguno ha destruido y construido los edificios de tu ánima
tal cual Jesucristo y sus maravillosos templos.
Te dije eso y septiembre volvió a encontrarte
tan sólo para recordarme que estás ahí como estigma de mis horas,
como señal certera de que agosto existió un día y se volvió tú
para no dejarme huir de la voz de tus caricias eternamente.

Remembranza

Instalado en la sombra de mi memoria, te encontré ayer como has estado siempre. Y sólo me bastó ver un bosquejo de ti para acordarme de tus manos, de tu pelo, de todo tú y de toda yo contigo. Recordé que somos uno y que detrás de cualquier ritmo, siempre estaremos los dos... en el tarareo de nuestra historia.
Instalado entre mis sombras, te saqué a la luz de mis días, de mi alma y jugué contigo tan sólo cinco minutos... después... volviste al baúl de la oscuridad.

domingo, septiembre 03, 2006

Aviso urgente

Me urge decir que la lluvia se parece a ti:
a tu rostro tumbado en la entera nostalgia,
a tu nariz que saborea a diario la emoción,
a tus labios que saben oler las noches de mi piel
a tus manos que me pueden ver el alma
y a tus ojos que oyen las palabras
que no se pueden decir más que con la mirada.

Me urge que sepas que todo me recuerda a ti:
los días de luna, las noches con sol;
sin tiempo y espacio me acuerdo de agosto
como quien recuerda su origen,
como quien regresa a la promesa de su tierra
para no despegarse de ese suelo jamás.

Y ante tanta lluvia y premura infinita
mi voz retumba como relámpago de Ibargüengoitia
y te busca entre las nubes casi otoñales:
te llamo en cada gota, en cada estruendo,
y cada ráfaga de viento soy yo que te indago
tan sólo para volverme agua nocturna junto a ti.