Instalado en la sombra de mi memoria, te encontré ayer como has estado siempre. Y sólo me bastó ver un bosquejo de ti para acordarme de tus manos, de tu pelo, de todo tú y de toda yo contigo. Recordé que somos uno y que detrás de cualquier ritmo, siempre estaremos los dos... en el tarareo de nuestra historia.
Instalado entre mis sombras, te saqué a la luz de mis días, de mi alma y jugué contigo tan sólo cinco minutos... después... volviste al baúl de la oscuridad.
martes, septiembre 19, 2006
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